
Lo que ocurre es que ,como casi todo en la vida,no se puede hablar sin haber probado antes una cosa.Salí y ahora resulta que la experiencia fue divertida.A ver,es como todo,hay que tomárselo con calma,porque la posibilidad de pegarte una castaña (O de que te la peguen) es elevada,y el riesgo está ahí,pero las sensaciones de andar relativamente rápido,trazando curvas una detrás de otra,y pegarte un buen almuerzo al acabar la rutilla,son de puta madre.
Salimos de Barna el Sábado por la mañana ,David con su Kawasaki ZR750 y unos colegas que habían quedado con él:Una Ducati de la que no me acuerdo el modelo,una Suzuki GSX y una Yamaha R6.Todos corrían un huevo y la verdad es que me costó llevar el ritmo ya que mi Triumph Bonneville no está diseñada para ir con el cuchillo en la boca,aunque en algunas ocasiones pude pegarme mis plegaditas,sintiendo como el vehículo se mostraba encantado de que lo hubiera sacado a pasear.
Anduvimos unos 160 kilómetros por carreteras secundarias en la zona de Montserrat,cruzándonos con infinidad de motards que estaban haciendo lo mismo que nosotros,gastar goma y gasolina disfrutando encima de las motos y de la mañana soleada.
Una buena experiencia para repetir de vez en cuando,porque realmente cunde como una actividad deportiva (Llegué reventado de verdad !!!) y sirve para soltar un montón de adrenalina.
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